Cómo fortalecer el amor propio en los niños

 Febrero, mes del amor y la amistad; momento ideal para hablar sobre el amor proprio y respeto hacia nosotros mismos. Tener una bonita relación con nosotros es sinónimo de buena salud emocional, y gracias a ella podemos construir a su vez sanas relaciones con quienes nos rodean.

¿Qué es el amor proprio? Para nosotros es mucho más que sentirnos bien con nosotros mismos; es conocernos conscientemente, virtudes y defectos, es saber reconocer nuestras emociones y sentir aprecio por como somos. Ojo, esto no quiere decir que seamos ciegos ante lo que podemos mejorar en nuestra conducta o nuestro carácter, dado que mejorar y cambiar forman parte del crecimiento continuo. Una acción no invalida la otra.

La importancia de enseñar el amor proprio a los niños

Es invaluable que los niños cuenten con un modelo que los guíe y enseñe en qué consiste el amor propio. Ser ejemplo es indudablemente uno de los roles más importantes, pero además reforzar determinadas conductas ayuda a fortalecer comportamientos positivos que alimentan la autoestima.

La importancia radica en permitirles crecer creyendo en ellos mismos, en que no sean fácilmente manipulables, así como en ayudarles a construir bases fuertes para la autodisciplina y la autodeterminación; todo esto les permite ser individuos que sepan atender sus necesidades físicas y emocionales, los ayudará también a ser personas empáticas y afectivas con quienes les rodean.

Como son los niños que tienen alta autoestima:

  • Creen en sí mismos;
  • Sienten confianza en poder lograr lo que hacen y conseguir nuevas metas;
  • Se sienten orgullosos con lo que hacen;
  • Aprenden más en la escuela;
  • Suelen no ser muy tímidos cuando interactúan con terceros, por lo que hacen amigos con facilidad y suelen llevársela bien con las personas.
  • Piensan cosas buenas sobre sí mismos y suelen apreciar las cosas buenas de los demás;
  • Son incluidos y aceptados por otros, así como tienden a incluir y aceptar a los demás.
  • Se sienten capaces, aceptados y queridos;

Cómo sembrar y cultivar el amor proprio en nuestros pequeños

Es mucho más fácil de lo que parece, pero requiere de mucha constancia como la que se requiere para crear buenos hábitos. A continuación una lista de comportamientos que hemos resumido: 

  • Dar amor y reconocimiento desde la primera infancia
  • Enseñar buenos y sólidos hábitos para la higiene personal: baño, dientes, cabello, cuerpo en general, etc.
  • Incentivar la realización de pequeñas actividades por si solo, de esta manera iniciará a experimentar orgullo por los pequeños logros, como lavarse, vestirse, ponerse los zapatos, alcanzar objetos, etc; A medida que el niño crece, los retos deben de ser mayores, conforme a la maduración de sus capacidades físicas y cognitivas. 
  • Favorecer la exploración a través de nuevas actividades deportivas, artísticas, musicales, etc; en ellas no sólo se pueden descubrir talentos, sino que se vive la experiencia de conocer cosas nuevas, en superar nuevos retos, en esforzarse por conseguirlos, en socializar con personas distintas,  y  en disfrutar del conocimiento que anteriormente desconocía.
  • Estimular la interacción con nuevas personas, ayudarlo y acompañarlo, de ser necesario, a presentarse a otros, interactuar y establecer nuevas relaciones; guiándolo en como superar sus propios límites o timidez; ayudarlo de igual manera a construir límites cuando hagan falta por ser demasiado expansivo o poco precavido. 
  • Dejarle tiempo para practicar sus actividades favoritas, ayuda a reforzar su autoestima y disfrute.
  • Mantener siempre una buena y directa comunicación, adecuando el lenguaje en base a la edad, explicando claramente cuando una determinada conducta no sea adecuada y el porqué es así, no dar explicaciones vagas.
  • Evitar, y de ser posible, eliminar del todo las críticas duras. Estos apelativos pueden convertirse en un reflejo de como se ven a sí mismos, puesto que es así como los ven sus padres, expresiones como “Eres flojo” “no sirves para nada” “eres un débil” “eres lento” “nunca sabes nada”, etc son extremadamente contraproducentes dado que carcomen la autoestima del pequeño; probablemente se sentirá incapaz de mejorar. Es por ello que una conversación clara y directa es mucho más eficiente. Explicar con paciencia qué se desea e incluso demostrar como lograrlo es muchísimo más productivo que solo criticar. 
  • Estimular al niño a participar en las tareas del hogar desde muy pequeño lo hace sentir útil. Se siente apreciado y reconocido. Ayudar en proyectos específicos lo hace sentir incluido y considerado, valorar su opinión y gustos refuerza su autoestima. 
  • Hacerlo participes cuando se ayuda a otros, es una preciosa herramienta para reforzar los lazos de amistad y solidaridad con quienes nos rodean. Hacerles conocer ese sentimiento de unión y altruismo que está dentro de cada uno de nosotros. Se puede iniciar con pequeñas cosas como un favor a un hermano o amigo, ayudarlo a reconocer el sentimiento de gratificación por ayudar a esa persona e incluso sentir felicidad por el logro que otro persona pueda alcanzar gracias a nuestra pequeña ayuda. 
  • Concentrarnos en reforzar sus fortalezas; debemos encontrar actividades y tiempo que favorezcan su desarrollo; esto aumentará su motivación e incrementará sus habilidades en esos aspectos. Que la prioridad sea fortalecer sus talentos naturales y no trabajar sus debilidades, por su puesto sin descuidarlas, pero asignándoles la justa importancia. 

El elogio

Es fundamental elogiar al niño por sus pequeños y grandes logros, pero hacerlo bien. El elogio es la demostración de que nos sentimos orgullosos de él, por como es, por lo que sabe, por sus logros o por su conducta. Pero el elogio tiene que saberse dar, no puede darse de manera indiscriminada o por el contrario ser tacaños con él.

Elogiar, cuando realmente no es merecido, suena a mentira y vacío, si le dices a tu hijo que jugó bien cuando realmente no fue así, podría hacerlo pensar que cuando recibe elogios verdaderos tampoco son merecidos, puesto que él sabe que no jugó bien; o por el contrario podría pensar que merece recibir elogios y reconocimiento aún cuando no lo merece o cuando hace solo un mínimo esfuerzo. Es mejor ser sinceros y agregar un apelativo de confianza para el futuro, “no ha sido tu mejor juego, en el próximo partido podrás recuperar”. 

Elogiar no solo concentrándose en los resultados, en otras palabras no demos valor sólo al hecho de conseguir el máximo resultado, ni al ganar un partido o una competencia; valorar también cuando el niño demuestra esforzarse en lo que hace, cuando dedica energía y pasión por lo que está haciendo. Un “me siento orgulloso de ti por la constancia con que practicas la flauta” tiene tanto valor como el aprecio por un logro en concreto. Apreciar la constancia, la tenacidad e incluso la aptitud con la que se hacen las cosas tiene un inmenso valor emocional.

Ser el mejor ejemplo, mantenernos constantes en nuestras actividades, responsabilidades y compromisos, es la mejor guía para ellos. Ser personas bien dispuestas cuando desempeñamos actividades, incluso esas que no queremos pero debemos hacer, demostramos así cuál es la actitud correcta con la que debemos cumplir nuestras responsabilidades. Con este ejemplo, además les estaremos enseñamos a dominar la frustración emocional, esa que nos viene cuando tenemos que hacer algo que no nos agrada particularmente, pero que con la actitud justa, tanto nuestro estado de ánimo como el resultado de lo que hacemos pueden cambiar.

No ocultar o subestimar los errores o fracasos, es tan importante como elogiar por los logros. Saberlo hacer, es enseñarlos  a manejar sus emociones, a digerir la tristeza y el desencanto, está bien sentirse triste por no haberlo logrado, dejarlo vivir esa desilusión los ayuda a entender que no siempre se gana, que hay que saber perder o perdonarse por las propias equivocaciones. Es importante no delegar la responsabilidad de los fracasos o errores en terceros, asumir los propios éxitos y fracaso es fundamental para convertirse en adultos maduros, responsables y coherentes. 

Por otro lado, los niños con baja autoestima suelen sentirse inseguros. Pueden vivir en un estado de ansiedad al pensar que no son o serán aceptados por quienes los rodean. Pueden tratar mal a sus compañeros, como estrategia de autoprotección o como reflejo de lo que viven en su vida privada. Otros, por el contrario, puede que se dejen tratar mal y que no sepan cómo defenderse. A los chicos con poco amor proprio, les resulta muy difícil sobrellevar los errores y fracasos, levantarse e intentar nuevamente requiere un esfuerzo increíble, incluso muchos dejan simplemente de intentarlo. 

La vida está llena de altos y bajos, por lo que hay que saber cómo navegar emocionalmente por ella si queremos que nuestro hijo sea un adulto feliz y realizado.

Te has preguntado cómo estás ayudando a tu peque con este tema. Déjanos tu comentario si tienes alguna otra consideración.

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