Mi ejemplo se refleja en mi hijo

Todos fuimos niños en algún momento, así que no nos resultará difícil recordar los sentimientos que nuestros padres generaban en nosotros: admiración, ternura, protección, o por el contrario, miedo, tristeza, abandono, etc. Alguna vez te has puesto a pensar ¿Qué sentimientos estás generando tú con tus acciones en tu pequeño? ¿Qué condicionamiento estás causando en su desarrollo cognitivo y emocional?

Sabemos que es un tema muy complejo y amplio, así que en las próximas lineas les resumiremos lo que hemos aprendido después de haber curioseado en diversos artículos.  

Antes que nada es importante saber cómo autoevaluar nuestro comportamiento y la influencia de esta sobre nuestro hijo.

1.- ¿Solemos alterarnos cuándo nos enojamos, levantamos la voz, gesticulamos más de lo normal, utilizamos un lenguajes soez, etc.? Reconocer y manejar nuestras emociones es clave para saber cómo gestionarlas en el preciso momento en el que estas se presentan. 

He aquí una técnica para la gestión de las emociones:

a).-  Aprender a reconocerlas, ninguna emoción es negativa, estar enfadado, triste, aburrido, atemorizado, etc es totalmente normal.
b) Vivirlas, escucharlas, ser conscientes de cómo nos hacen sentir; discernir el porqué nos hace sentir así. Es por ello que frases como “no llores”, “no tengas miedo” o “no te molestes” son contraproducentes, con esas aprendemos a reprimir lo que sentimos, eso no impedirá que no lo sintamos, simplemente hará que no sepamos manifestarlo y nos tengamos todo dentro.
c) Aceptarla, observarla y canalizarla, es esta la fase más importante, gestionar nuestra reacción como consecuencia de una emoción. Cuando reconocemos conscientemente una emoción y el como nos hace sentir, automáticamente estamos entrando en un estado de conciencia y por ende mediremos la reacción oportuna que debemos tener. Ser autocrítico es fundamental para no dejarnos llevar de manera instintiva a la primera cosa que nos pase por la mente de decir o de hacer; si por ejemplo, me siento frustrada porque nuevamente he llegado agotada a la casa y el niño no ha hecho sus deberes; ¿Alzar la voz recordándole cuales son sus obligaciones mejorara la situación y lo motivará mañana a hacerlo como se debe? o ¿los gritos mejoraran nuestra relación? Seguramente no.
d) Es por ellos que es necesario construir un dialogo asertivo con nosotros mismo y con el agente que esta creando la emoción. En vez de decirnos“no puedo más con él” “ estoy al borde” “voy a tirar la toalla” debo construir un dialogo más amable y positivo conmigo: “¿Qué puede motivarlo a organizarse mejor?”“¿Qué estrategia de negociación puedo usar con él?”; y establecer con él:  “¿Cuáles son las dificultades que tienes para concluir tus deberes?”, “¿Qué ayuda necesitas para cumplir con tus deberes?”, etc.
e) Utilizar un vocabulario amplio y rico en la identificación de las emociones y las reacciones, por ejemplo: decepción, nostalgia, tristeza, parecidas pero no iguales. La clave para construir relaciones sanas es saber comunicar con la mayor precisión posible lo que sentimos y lo que queremos. Ellos implica una buena comunicación asertiva, con la reivindicación de nuestros sentimientos y estados de ánimo pero a la vez reconociendo y respetando los de los demás. Po ejemplo podríamos manifestar nuestro desapunto con el niño por no haber cumplido con sus responsabilidades, después de haber escuchado sus excusas sin argumentos validos, podríamos decir " Me siento desencantada por tu falta de hoy, yo me he empeñado para darte la ayuda que necesitabas, pero aún así no has cumplido; Qué crees que podamos hacer para que esto no vuelva a pasar?, nos debemos empeñar en esto los dos por igual."
d) Conocer y aplicar métodos de relajación o escape cuando la situación pueda estar tensa. Es muy valido decir, “nos estamos alterando y esto no lleva a nada, tomémonos 10 min, para calmarnos (para pensar, meditar, reflexionar) y lo volvemos a discutir después de cenar”, ejercicios de respiración, meditación, etc son mucho más útiles de lo que creemos.

 

La gestión de las emociones puede ser enseñada y puesta en practica con nuestros niños: existen flashcards de las emociones para ayudarnos a enriquecer el lenguaje y enseñarles a exprimir lo que sienten, así como deberían ser las reacciones adecuadas frente a cada una de ellas; todo ello forma parte de una correcta educación emocional. Existe una  peli preciosa sobre este tema, Inside out, ademas de actividades, juegos y canciones sobre la empatía y la comunicación asertiva. 

2.- ¿Solemos ser conciliador con nuestro niño pero cuando interactuamos  con los extraños somos prepotente o demostramos una seguridad exacerbada aún cuando no es realmente necesario? Nuestro comportamiento con los demás, desconocidos incluso, será para él uno ejemplo de lo más grandes ejemplos de las relaciones interpersonales.

3.- ¿Criticamos en manera  poco constructivas las opiniones e ideas que difieren de las nuestras? Ser poco abierto a entender, y sobre todos a respetar puntos de vista distintos demostrará a los niños que el único punto de vista valido será el suyo, lo que podría convertirlo en una persona agresiva hacia quienes no piensen como él. Si por el contrario tratamos de entender las razones o motivos por lo cual alguien piense distinto, aún no compartamos ese razonamiento, hará que el niño aprenda a formar pensamiento crítico, habilidad fundamental para ser tener exitosas relaciones personales  en la vida privada y profesional.

4.- ¿Tendemos a ser personas muy cerradas, es decir,  siempre en el mismo entorno ambiental y de relaciones? puede que este tipo de actitud genere dos comportamientos opuestos, el primero, miedo a abrirse y a relacionarse con todo lo desconocido, dificultado su desarrollo social; o por el contrario, rechazo hacia todo lo que no forme parte de su entorno o todo lo que no se homologue a lo que él ya reconoce como seguro, viendo todo lo diverso como una amenaza. No es necesario ser extrovertido o un reportero de Discovery Channel, pero sí conocer lugares nuevos, personas ajenas  a nuestro círculo habitual, nos abrirá a nuevas perspectivas, a modos diferentes de hacer las cosas, de pensar, de descubrir, de aprender, y con ello aprenderíamos a valorar la diversidad.

5.- ¿No reconocemos nuestros errores frente a nuestro hijo por temor a perder nuestra autoridad? De esa manera le enseñamos que hablar de los errores o equivocaciones es señal de debilidad, así que podría mentir ante cualquier situación con tal de no reconocer sus fallas, mientras el contrario sería un señal de madurez, autoestima y empatía como lo es cuando reconocemos nuestras fallas abiertamente y evaluamos cómo hacer para no repetirlas.

6.- ¿Somos padres muy permisivo, que nos ponemos al par del niño, con dificultad para establecer límites? Este también puede ser un gran problema. Crecer en un ambiente donde todo le es permitido creará un gran conflicto en el niño cuando se encuentre en un ambiente comunitario como la escuela, donde no sabrá reconocer y aceptar las reglas del buen convivir, siendo un niño muy individualista podría transformar en actos de bulling hacia sus coetáneos el rechazo a las reglas que no ha aprendido a respetar.

 

7.- ¿Recurrimos a los castigo físico o psicológico, incluso inconscientemente, como medio para contener el mal comportamiento del chico? “Unas nalgadas no matan a nadie” “Soy su padre, puedo pegarte para corregirte” “Yo te pego por tu bien”. Está demostrado por diversos estudios, que estas medidas solo son contraproducentes, generan miedo, repudio, más irrespeto o mayor agresividad. Frases como “Estoy harto de ti” “Siempre te equivocas” “Aprende de tu hermano” “Si lloras te pego para que llores con ganas”, están entre las innumerables frases que merman la autoestima de nuestros niños, haciéndolos sentir inadecuados, inseguros, y a tener conductas introvertidas o en su defecto, agresivas para cubrir esa baja autoestima.

Habrás notado que todas nuestras emociones, y sobre todo, las acciones de reacción frente a esas, condicionan irremediablemente el crecimiento emocional de nuestros pequeños; si queremos que ellos sean la mejor parte de nosotros, tenemos que saber mostrarles esa mejor parte todos los días;  sobre todo ser muy coherentes, es inútil decirles “no levantes la voz” cuando los primeros en levantarla somos nosotros en la primera discusión  con nuestra pareja, con el niño, o con cualquier otra persona. 

Escrito por Nairim Zerpa

 

Dejar un comentario

Por favor tenga en cuenta que los comentarios deben ser aprobados antes de ser publicados